Holaaa, te dejo nuevo cap, Dayo dedicado q estes bien!!
CAPITULO
15:
Por otro lado…Pablo Martinez sonrió sin molestarse en
ocultar su satisfacción.
—¿Estás seguro de que esto sirve de algo, no?
—Es lo que la viuda de Gaston Dalmau busca con tanto afán.
—Quiero verlo antes de comprar.
El dueño de casa abrió uno de los paneles de madera que cubrían
la pared, dejando a la vista una pantalla de cristal líquido inmensa. Insertó
la cinta que el otro le alargaba, y contempló la imagen con atención. Cuando la
secuencia llegó a su fin, la rebobinó para verla otra vez, y después otra más.
—Es auténtica –aseveró su invitado, sin ocultar su preocupación—.
¿No le sirve?
¿No es lo que esperaba?
—No. No lo es. Pero da igual. ¿Cuánto quieres por ella?
—Cuatro mil dólares.
—¿Te has vuelto loco, Alejo?
—Con esto puede hundir fácilmente a Nicolas Vasquez. La
cinta prueba que mandó
matar a ese periodista.
—Pues no estoy tan interesado. Serán cuatro mil pesos.
—Está bien –se apuró a decir el otro, con una rapidez que
hizo sonreír a su
contrincante.
Un sesenta por ciento de rebaja... ¡Nada mal! Pablo
rebuscó en un cajón, y le tiró el
dinero.
—Cuéntalo.
Obediente, el tipo comenzó a hacerlo, frente a la mirada satisfecha
del otro.
—¿Cuánto hay ahí, Alejo?
—Cuatro mil, como dijimos.
Y entonces aquel hombre elegante pareció enloquecer. Se
paró frente a otra pared, y comenzó a hablar como si hubiera alguien más en el
cuarto. Su visitante lo miraba, desorbitado.
—¡Cuatro mil pesos! –decía—. ¡Lo poco que vales, Vasquez!
Este estúpido te vende
por esa miseria.
—¿A quién le habla? –preguntó Alejo, comenzando a preocuparse
por su suerte.
—¿Sabes, Alejo? Me fascina la gente capaz de generar su
propio trabajo. Y en tu
caso, la iniciativa es interesante. Yo busco este
material que podría hundir a tu jefe,
y vos me lo vendes... ¡No! No me lo vendes... ¡Me lo regalas
por cuatro mil pesos! Y
entonces yo, que soy un poco desconfiado, me imagino lo
fácil que sería para vos
volver con Vasquez, y anunciarle que te ha llegado de buena
fuente el soplo de que
yo tengo un video que podría incriminarlo. ¿Cuánto te
pagaría él por deshacerte de
mí? Serías un idiota si tomaras el trabajo por menos de
treinta mil... Dólares, por
supuesto. No soy un tipo fácil de atrapar, y suelo andar
con custodia... ¿Cuánto
crees, en cambio, que pagaría Vasquez por eliminarte a
vos?
—¿Qué quiere decir? –preguntó el otro, demudado.
Y entonces Pablo abrió otro de esos malditos paneles,
dejando al descubierto varios monitores que mostraban con total nitidez lo que
ocurría en aquella sala, desde otros tantos ángulos.
—En este momento, en algún sitio de este edificio, alguien
está recibiendo y
guardando la prueba de tu traición. De ese video, (no
eres el único al que le gusta
filmar), voy a hacer dos copias. Una para mi abogado, y otra
para un amigo. De más
está decirte que si algo me llegara a ocurrir...
—¡No!... Oiga, usted no entiende. Si alguien más ve el video
que le di, Vasquez nos
liquida a usted y a mí.
—Por eso los dos vamos a conservar nuestro pequeño secreto.
No quiero otras
copias de la cinta circulando por allí, porque de lo
contrario voy a terminar
contándole a tu jefe tu indiscreción. En lo que a vos
respecta, este video
nunca existió.
—No entiendo... Si no pensaba denunciar a Vasquez, ¿para
qué...?
—Asuntos míos. Esto algún día me puede ser muy útil. Pero,
por ahora, se queda
bien guardado junto a mi colección... Y demás está
decirte que si hablas con
Mariana Esposito...
—¿Con quién?
—La viuda de Dalmau.
—Ah...
—Si hablas con ella, o le das alguna información sobre lo
que hay en esta cinta, sos boleta.
El tipo no esperó una nueva advertencia para intentar huir
de allí cuanto antes. Era obvio que ese Martinez jugaba muy por encima de su
nivel, y él no era tan estúpido como para enfrentarlo. Sin embargo, mientras
aguardaba la llegada del elevador, no pudo evitar una última pregunta.
—¿Y si otro lo mata?
—¿Cómo? –preguntó Pablo sorprendido.
—Si alguien lo mata a usted, y no tiene nada que ver conmigo,
ni con Vasquez...
—Ese día, querido amigo, a varios les va a convenir irse
del país. Y vos no vas a ser
la excepción... Por eso te recomiendo que reces a Dios
todas las noches por mí.
“¡¿Rezarle a Dios?! ¡Nada más inútil!”, pensó Alejo.
Porque, de seguro, ese tipo ya hacía rato que había hecho
un pacto con el diablo.
Nuevamente afuera del restaurant….
En ese preciso momento Lali tuvo la certeza de que un
horrible peligro se cernía sobre ella. Alguien la estaba reteniendo en su
carrera por escapar de aquel loco.
Se dio vuelta horrorizada, y pegó un grito.
—¡Espera, Lali! Soy yo.
—¡¿Vico?! ¿Qué haces vos acá? –preguntó, sin ocultar su
alegría. Pero de
inmediato reparó en lo precario de su situación—.
¡Agáchate!
—¿Qué ocurre?
—Quiero escapar de mi cita... ¡Agáchate! –insistió la joven.
Y como si todavía tuvieran cinco años, y acabaran de robar
unas manzanas del huerto de doña Filomena, la muchacha lo obligó a agazaparse,
y comenzar a correr. Así estuvieron por unas calles. Como cuando eran niños,
Vico la seguía con mansedumbre, sin oponerse, ni preguntar.
Por fin llegaron hasta unos árboles, y Lali se detuvo bruscamente.
Con su pecho exultante, las mejillas explotando de color, y su cabello largo
alborotado por elviento, se veía más sensual que nunca. Victorio se estremeció
de deseo, y su sexo comenzó a reclamar. Por un segundo tuvo la loca fantasía de
aprovechar el envión que todavía lo arrastraba para tomarla entre sus brazos, y
besarla en la boca, sin darle tiempo a reaccionar. Pero, en vez de eso, se
quedó allí, parado, admirándola en silencio, como había hecho durante toda su
vida.
—¡Vico! ¡Estoy tan feliz de verte! ¡No lo puedo creer!
–repetía la joven, mientras lo
acariciaba con ternura— ¡La Capital es tan grande, que
habernos encontrado así es
casi un milagro!
—O... O... un signo de Dios –respondió él, omitiendo el hecho
de que ya llevaba
varios días siguiendo sus pasos.
—¿Qué estás haciendo en Buenos Aires?
—Hago notas para Perfiles... Es un trabajo de mierda, pero...
—¿En Perfiles?... ¿Viniste para quedarte? ¿Y tu casa en Mendoza?
—La vendí.
—¡Es una locura! ¿Por qué lo hiciste?... Aquí en la Capital
la gente está chiflada, y
no vale la pena quedarse.
—Entonces, ¿por qué te fuiste vos, y sin siquiera avisarme?
–le reprochó con
amargura.
La muchacha suspiro, y echó a andar a través de la arboleda
con lentitud, mientras comenzaba a deshilvanar sus recuerdos.
—El segundo aniversario de la muerte de Gas habíamos ido
al cementerio con Cielo.
Ella lloraba, yo lloraba... En un momento miré a mi
alrededor: la tumba de mi padre,
la de mi madre, la de mi marido. Allí estaba sepultada mi
vida. Mi pasado, mi
presente, y si todo seguía así, mi futuro. Afuera quedaba
la cáscara de una
existencia vacía... Y me asusté. Me asusté de verdad.
Cada calle de Mendoza me
recordaba una felicidad que nunca más iba a poder recuperar.
¿Para qué quedarme
entonces?
—Pero, ¿por qué huir? ¿Por qué no avisarme?
La joven se detuvo y lo enfrentó. Mansamente Vico se dejó
lastimar por la sinceridad de aquella mirada amada.
—Te quiero demasiado Vico. Vos sos mi amigo del alma. Mi
hermano. La única
reserva de amor desinteresado que me queda en este mundo.
Pero cuando te veo...
Siempre fuimos los tres: Gas, vos y yo. Siempre estuviste
allí con nosotros.
—Pues ahora so... sólo somos vos y yo –le dijo, entrecerrando
sus bellos ojos, mientras extendía una mano para acariciarla.
Pero, como siempre, Lali se le adelantó. Le acomodó el
pelo que había caído sobre sus ojos, y luego lo abrazó con dulzura.
—¡Cómo cuando éramos chicos, lo sé!
—¡No, no como cuando éramos chicos! –intentó protestar
él.
Pero su antigua vecina lo ignoró.
—Tu presencia me recuerda que él nos falta –continuó la joven—
Es demasiado
doloroso. Por eso me escapé. Necesito darle un corte al
pasado. Necesito construir
nuevos recuerdos, que me ayuden a seguir adelante. Que me
den cada mañana un
motivo para despertar.
—¿Entonces no queres volver a verme nunca más? – preguntó
él, apenado.
Y bastó escuchar su tristeza para que Lali lo acariciara con
ternura.
—Siempre quiero verte. Te quiero demasiado. Sólo dame
tiempo para entender que,
a pesar de que nos falta Gas, vos y yo todavía estamos
vivos.
—No quiero contradecirte –refunfuñó él, sin ocultar su molestia—,
pero a mí me
parece que vos ya has seguido con tu vida.
—¿Por qué lo dices? –se sorprendió la muchacha.
Por un segundo Vico dudó. No podía confesarle que ya conocía
su relación con Pablo Martinez. Así que, finalmente, optó por lo obvio.
—¿No estabas huyendo de una cita?
—¡Ni me lo recuerdes! –simuló espantarse Lali. Y de inmediato
su tono grave se
transformó en divertido—. ¡No sabes lo que es ser soltero
en Buenos Aires! ¡La
gente está loca! Me muero por contártelo todo... ¡Tengo
miles de anécdotas que te
van a hacer morir de risa!
—¿Estás buscando novio? –preguntó él, acentuando el reproche.
Pero Lali no lo notó.
—¡Claro que busco novio! ¡Y con desesperación!
—¿Por la promesa?
—Por la promesa.
—Quizás yo... –comenzó a decir el pobre muchacho, pero su
amiga ya no lo
escuchaba.
—¡Mira! ¡Una hamaca!... Hace mil años que no me hamaco.
¿Te animas?
La muchacha corrió hasta el círculo reservado a los niños
sin esperar respuesta. Por un rato Vico la observó mecerse a la distancia, pero
luego también él cedió a la tentación del juego. Se sentó en la hamaca de al
lado, tomó envión, y se dejó arrastrar por sus ansias. Aquella cercanía lo
hacía temblar de puro deseo. En cada encuentro, sus ojos acariciaban el perfil
perfecto de ella, sus pechos palpitantes, su cola firme y redondeada. Lali,
como en la vida, se acercaba y se alejaba de él, llenándolo de necesidades que
no se atrevía a confesar.
La joven se detuvo.
—Casi es medianoche. Tengo que irme. Mi jefe me pidió que
mañana llegara antes.
—¿Tu jefe? –se extrañó él.
—Trabajo para Pablo Martinez, el de “RLP”.
Vico suspiró aliviado. ¡Por supuesto! Trabajaba para él.
Esa era la explicación.
—¿Estás investigando algo?
—Parecido, pero un poco menos glamoroso.
—No entiendo.
—Soy su asistente domiciliaria.
—¿Qué es eso?
—Me ocupo de su casa.
—¿Cómo que “de su casa”? ¿Y la investigación?
—El tipo es un caso para análisis. Digamos que, estando allí,
yo lo investigo a él.
—Pero... Si no haces trabajo periodístico... ¿sos la
empleada?
—Preferimos que nos digan “asistentes domiciliarias”.
—¡¿Te has vuelto loca?! ¿Has venido a la Capital para
trabajar de empleada?
—Lo dices como si fuera algo malo.
—No para una empleada, pero sí para vos... ¡Sos una profesional!
—¡Vamos, Vico! ¿Qué hacíamos todos los veranos en los
hoteles cinco estrellas,
para ganarnos algunos pesos?
—¡Pero teníamos menos de veinte años! Esos empleos eran
una forma de escapar
del control de nuestros padres. ¡Una aventura!
—Esta también es una aventura. ¡Pablo es todo un personaje!
—¿Estás enamorada de tu jefe?
—¡¿Te has vuelto loco?! El fulano es detestable... Pero es
un periodista de primera.
Y, tan pagado de si mismo, que siempre termina dándote
alguna lección, aún
cuando no se lo hayas pedido. He aprendido más de
periodismo escuchándolo a él,
que lo que mi marido o tú me han enseñado nunca.
Aquel comentario hirió a Vico, y lo obligó a ponerse en
guardia.
—¿Piensas trabajar de empleada por el resto de tu vida?
—Es temporal. No había otra cosa.
—Entonces, si consiguieras un empleo de verdad, ¿dejarías
éste?
—Corriendo. Pero por ahora tengo que confesarte que lo disfruto...,
a pesar de
Pablo.
Victorio la observó con desconfianza. ¿A pesar de
Martinez..., o por él?
Hey! Hola!
ResponderEliminarMil perdones por no pasar casi nunca, se me complicaba...
Me encantó el cap, o mejor dicho, los caps... Ja...
Amo a Vico, posta! Es un tierno de la vida...
Ah... Y Pablo que decir de Pablo, tengo momentos en que digo, mirá que inteligente, me cae bien, pero después me la trata mal a mi Lalita y ya lo detesto de nuevo... Jaja...
Jajaja. Y el cap anterior con Benja Rojas me dio mucha risa... Re acosador el pibe... :3
Amo a Lali. Tan feminista, sin rebajarse por uhn tipo. LA amo.
Bueno, te vuelvo a pedir perdón y nos estamos leyendo. Besos. ♥
Holaaa que bueno que volviste!!!! si fue gracioso el capi anterior, todas aman a este Vico, por ahora jaja
Eliminargracias por comentar!!!besos
Me eh reido a las carcajadas Caro! Los mejores deseos para este nuevo año! :D
ResponderEliminarSol!
Solllll lo mismo para vos
Eliminarbesos
despues de tanto capis sin comentar aqui vuelvo para decirte que esta nove cada dia esta mejor,q Vico me ENCANTA,desde el minuto y ahora celosin mucho mas y q xq Lali es tan cerrada con el? teniendo a este HOMBRE solo lo trata como un amigo? jajajaja
ResponderEliminarEspero mas
Besos xD
Holaa PAuu todas aman a Vico jaja y si se que cualquiera de nosotras no lo tendria como amigo jajaja,besos
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