martes, 25 de septiembre de 2012

Capítulo 38 :"Matrimonio Diferente" (FINAL)




Hola chicas llego nomas el gran final, espero les haya gustado la historia, les cuento que despues voy a subir una nueva adaptacion porque no tengo tiempo suficiente para hacer algo mio, en vacaciones seguramente suba algo mio pero por mientras voy a subir adaptaciones, gracias a las que siempre estan, un beso enorme y sin mas el capitulo final....
CARO


Capítulo Anterior:
- Esas fotos dicen algo muy diferente – dijo él soltándole las manos y yendo hacia la ventana.
- Las fotos pueden engañar. Ni siquiera lo he visto desde el día que estuvo en la casa. Y ese mismo día se terminó todo. No fue más que una aventura, algo sin importancia, un pasatiempo, como quieras llamarlo. Estaba muy sola, aburrida y supongo que quería lo que jamás había tenido.
- Lo que podrías haber tenido conmigo si yo no hubiese sido tan orgulloso y tan mezquino como para ofrecértelo – Pablo volvió hacia ella y agregó -. Vos has sido más sincera conmigo de lo que me merezco, pequeña. Si te he perdido ha sido por mi culpa. Me enamoré de vos la primera vez que te vi. Vos no te equivocaste con mis sentimientos. Fue como si la luz me golpease de pronto. Y cuando me pude recuperar del shock, lo único que quería hacer es salir corriendo.
- ¿Pero...?- dijo Lali


CAPITULO 38 (FINAL) :
- Pero vos debiste atarme, porque no fui capaz de irme. Vos eras muy joven. Yo no estaba preparado para el matrimonio. Pero me daba miedo que otro hombre estuviera en condiciones de darte lo que yo no podía. Y si yo me iba de tu lado no iba a haber oportunidad de que estuvieras a mi alrededor cuando yo decidiera volver.
- No puedo creer que esos eran tus sentimientos – dijo Lali, temerosa de creer lo que él decía, de que después de todo, no se hubiera equivocado cuando había creído que la atracción irresistible había sido mutua.
- Mis sentimientos eran esos. Pero no sabía cómo manejarlos, y además creo que estaba resentido por el poder de atracción que ejercías sobre mí. Pero luego, Nicolas cambió todo. De pronto no tuve elección. Nunca, nadie, me había hecho hacer nada que yo no quisiera. Me sentí totalmente impotente. Me sentía como un caballo de raza que tu padre había comprado para vos. Atrapado por una adolescente. ¡Y me juré que no te daría nada que yo no quisiera darte!
Lali pensó en cómo se habría sentido. Y pensó amargamente en su padre, que les había destruido la posibilidad de ser felices.
- Lo comprendo – dijo Lali.
- Pasaron dos años de nuestro matrimonio hasta que empecé a desearte nuevamente – Pablo hizo una pausa -. No, no lo demostré. ¡Me hubiese dejado matar antes que acercarme a vos! Mi orgullo no me permitía doblegarme más aún al chantaje de tu padre. Vos eras una mujer a quien yo jamás tocaría.
- Sí –dijo ella.
- No te tuve en cuenta. Era una lucha entre Nicolas y yo, y vos estabas en medio. Vos eras mi esposa. Yo no podía tocarte. Pero cuando murió Nicolas  yo ya había decidido que seguirías siendo mi esposa, y entonces, al ser una elección propia, nuestro matrimonio sería real. Ya sabes, a mí no se me ocurría que vos pudieras tener otras ideas. Habías aceptado la situación por tanto tiempo.....– terminó Pablo con una sombra de desconcierto y vergüenza a la vez.
- Vos pensabas que con tu palabra bastaba... – Lali pensó que era muy arrogante, pero por lo menos era sincero.
- Yo pensaba que vos me amabas, y que por ello habías seguido a mi lado.
- ¿Qué?
- Fue muy vanidoso de mi parte. Cuando te oí hablar por teléfono con Lanzani, me quise morir. Querías dejarme, y tuve que tomar medidas extraordinarias para que no te fueras. Realmente no pensaba que ese certificado fuera aún una amenaza para mí.
- ¿No? – Lali estaba pasmada ante tal afirmación.
- Simplemente lo utilicé para retenerte, y obligarte a que le dieras una oportunidad a nuestro matrimonio. Y no tenía derecho de hacerlo, lo sé. El orgullo y el resentimiento me había impedido hacerlo en vida de Nicolas. Pero no quería enfrentarme a la posibilidad de perderte.
- No querías que ninguna otra persona te comprara medias... – dijo ella sonriendo, mientras se movía por la habitación.
- Hasta ahora había tenido medias suficientes para el resto de mi vida.
Hubo un silencio largo, Pablo entonces carraspeó y siguió.
- Cuando dije que envidiaba la fortaleza de Cande en no ceder a las presiones de la familia Igarzabal para que dejaran la relación.....
- ¿Victorio es Igarzabal?- interrumpió Lali.
- Es el hermano menor de Rocío. ¿No te has dado cuenta?
Lali negó con la cabeza.
- Cande no dejó que el orgullo interfiriera entre ella y sus sentimientos. Yo sí.
Pablo se dio cuenta de lo que quería decirle con eso. Y de lo que le costaba decirlo. Era una lucha interior, que se habría ahorrado con él “Queres dormir conmigo esta noche”.
- Podes escribirlo si te resulta más fácil – dijo ella titubeando, pero con la felicidad aflorando a sus ojos.
- Cuando volví de París y vos ya no estabas, fue como encontrarme en un desierto. Había jugado y había perdido. Vos te habías escapado por fin del campo de concentración. Necesito que vuelvas a casa, por favor.
- La has puesto en venta – le dijo ella con crueldad que acababa de estrenar.
- Da igual que no me ames – la miró con desesperación, las manos entrelazadas fuertemente, subrayando la tensión interior en él -. Yo te amo tanto...
- Yo también te amo, pero no estaba dispuesta a volver hasta que no lo dijeras.
Pablo la abrazó. Era hermoso volver a estar en sus brazos, y durante un rato largo no hubo más que silencio entre ellos, y besos, y un largo abrazo en el que parecían fundidos.
- Te he echado de menos todos los días a todas horas – le juró él -. Pensé que te había perdido.
Después de un rato en que parecían no poder desprenderse, Lali le preguntó:
- ¿Cómo te sentiste cuando tiré las medias?
- Si no hubieses estado enfadada conmigo, no te habrías tomado el trabajo de hacerlo. Eso me dio esperanzas – le confesó él con una sonrisa.
- ¡Has tenido suerte de que no te hiciera pedazos los trajes!
- Eso me hubiera dado más esperanzas todavía, pero creo que debo decirte que no tengo intenciones de aprender a cocinar – murmuró el burlón.
- Tenes otros talentos – le dijo Lali, acariciándole el vello del pecho.
- ¿Eso crees? – sonrió él.
- Lo sé. ¿Para qué vas a perder el tiempo en la cocina cuando sos tan bueno en la sala de juntas?
- Sos terrible–protestó el con ternura, y la volvió a besar- Te amo pequeña
- Quiero ver esa casa que has comprado – le dijo ella.
- La he comprado para vos, se que a vos te gusta vivir en el campo.
- ¿De verdad?
La besó nuevamente.
Fue ese día, pero muy tarde ya, cuando fueron a ver la casa donde empezarían una nueva vida juntos, lejos del pasado, lejos de todo menos del amor que compartían desde el primer momento en que se vieron.

FIN

sábado, 22 de septiembre de 2012

Capítulo 37: "Matrimonio Diferente"

Hola chicas, les traigo penultimo capii, espero que les gustee, se vienen las confesiones de Pablitoo, un besooo enorme mañana devuelvo firmitas tengo parciales y estoy con poco tiempoo perdon...
CARO


Capítulo Anterior:
Parecía un buen principio, aunque no entendía su elección. Ella siempre había deseado vivir en el campo, en cambio él no.
- He pensado que quizás quieras venir a…... bueno a verla.
- ¿Por qué?
  

CAPITULO  37:
- Se me ha ocurrido simplemente – contestó él, llevándose la bebida a la boca, que estaba intacta hasta ese momento.
Hubo silencio nuevamente.
- Has encontrado trabajo – dijo él nervioso.
- No pienso estar aquí toda la vida. Estoy empezando. Y saco lo justo para vivir. Si te preocupa eso...
- ¿Por qué iba a preocuparme?
- Quizás te hubiera gustado que no pudiera salir adelante.
- Quizás – él no lo negó.
- ¿Has tenido noticias de mi abogado ya?
Hubo un silencio sepulcral.
- Has tirado todos mis medias – dijo Pablo apesadumbrado.
- Era una especie de declaración de principios- le respondió ella
- Sí, me he dado por enterado.
- Fue una tontería – dijo ella dibujando el borde del vaso con el dedo -. ¿Cómo está Rocio? – le preguntó sin poder reprimirlo.
- Feliz... su marido volvió a buscarla el mismo día de la cena. Ella ha prometido trabajar un poco menos, y él ha prometido aprender a cocinar o algo por el estilo.
- ¿Era eso de lo que estabas hablando aquella noche?
- Sobre todo me estaba diciendo cosas sobre mí. Que le había roto el corazón hace cinco años, y que ni siquiera me había dado cuenta. Y que si me hubiera casado con ella y le hubiese hecho lo que te hice a vos, me habría castrado.
Volvió el silencio.
- ¿Queres dormir conmigo esta noche?
Lali no podía creer lo que le preguntaba. Pero él la miró desafiante, como para que no tuviera la menor duda de sus propósitos.
- No voy a contestar semejante proposición.
- ¿Por qué no?
- ¡Estoy en proceso de divorciarme de vos cara dura!
- No ha habido ninguna mujer. Ni siquiera he mirado a otra. No deseo a otra mujer. Te deseo a vos.
- Entonces tenes un problema – dijo ella temblando como una hoja. Y en realidad lo deseaba tanto, que se odiaba.
Pablo le tomó la mano, evitando que ella se alejara de él.
- No debería haberlo preguntado... No era realmente lo que quería decir.
- ¡Pero es exactamente lo que estabas pensando! – exclamó Lali, quitando la mano apresada por la de él.
Lali se sintió indignada ante la actitud descarada de él. La deseaba aún, pero aunque se lo pidiera de rodillas no accedería.
Por el rabillo del ojo lo vio levantarse y abandonar el bar. Lali hubiese querido llorar desconsoladamente, pero había un público que la estaba esperando y un trabajo que realizar.
Eran las cuatro de la madrugada de esa noche cuando se durmió por fin.
A las ocho alguien llamó a la puerta de su casa de manera insistente. Lali hizo un esfuerzo y se levantó a abrir. Un ramo de rosas rojas fue depositado en sus manos. Era Pablo que aprovechándose de que Lali estaba medio dormida, había entrado y cerrado la puerta.
- ¿Y qué esperas que haga con esto? – dijo ella consciente del aspecto horrible que tenía, frente a él que parecía sacado de un anuncio de trajes italianos.
- Las pones en agua...
- ¿Qué pasa con vos? – preguntó ella.
Él la miró unos segundos, y luego se apartó en silencio.
- Fueron muy pocas las mujeres con las que me acosté en estos años. Con la mayoría en el primer año, durante el último con ninguna.
¿Qué reacción esperaba él después de semejante información?
Pero no pudo pensar en nada. Simplemente le pegó con el ramo por la espalda varias veces, compulsivamente, hasta que el ramo se le cayó de las manos. Él no hizo amago alguno de defenderse.
Entonces Lali hundió su cara en sus manos y sufrió un ataque de llanto repentino. Pablo la tomó de las manos.
- Por favor, veni a casa.
- ¡No puedo!
- No te preguntaré lo que has estado haciendo durante este mes. Te lo prometo. No volveré a mencionarte a Lanzani. Puedo hacerlo. Dejaré de ser celoso. Crees que no puedo, pero sí puedo.
Lali separó sus labios secos en medio del llanto.
- ¿Estabas celoso?
- Me devoraban los celos. ¿Qué crees que soy, una piedra? – dijo con firmeza -. Cuando vi esas fotos me quise morir. No pude soportarlo. Y sabía que si no era capaz de tolerarlo, te perdería. Y te he perdido al final.
- Pablo... .-la garganta de Lali se espesaba.
- Esa noche en Atenas sabía que estabas pensando en él. Y pensé que no podría vivir con ello.
- Estaba pensando en vos. Salvador acababa de decirme lo de su parentesco, y me sentía muy culpable porque sabía que vos lo debías saber.
- No sabía que habías estado hablando con Salvador. Y cuando me diste esa llave al día siguiente, de la forma en que lo hiciste, supe que la recompensa que esperabas era tu libertad. No podía obligarte a seguir a mi lado. Y menos si estabas enamorada de Lanzani. No tenía sentido. La decisión de quedarte tenía que ser tuya, y realmente no quería estar presente cuando la tomases.
De ese modo Pablo admitía un acto de cobardía que jamás hubiese esperado de él.
Ahora me daba cuenta de que la inseguridad la había llevado a malinterpretar sus palabras y sus hechos. Porque la que había estado luchando por escapar de ese matrimonio había sido ella, y él en cambio la había presionado para que siguiera con él. Y en el momento que apareció la llave, era lógico que él pensara que ella tenía que tomar una decisión.
Lali tragó saliva, le costaba hablar.
- No estoy enamorada de Peter.
- Esas fotos dicen algo muy diferente – dijo él soltándole las manos y yendo hacia la ventana.
- Las fotos pueden engañar. Ni siquiera lo he visto desde el día que estuvo en la casa. Y ese mismo día se terminó todo. No fue más que una aventura, algo sin importancia, un pasatiempo, como quieras llamarlo. Estaba muy sola, aburrida y supongo que quería lo que jamás había tenido.
- Lo que podrías haber tenido conmigo si yo no hubiese sido tan orgulloso y tan mezquino como para ofrecértelo – Pablo volvió hacia ella y agregó -. Vos has sido más sincera conmigo de lo que me merezco, pequeña. Si te he perdido ha sido por mi culpa. Me enamoré de vos la primera vez que te vi. Vos no te equivocaste con mis sentimientos. Fue como si la luz me golpease de pronto. Y cuando me pude recuperar del shock, lo único que quería hacer es salir corriendo.
- ¿Pero...?- dijo Lali

jueves, 20 de septiembre de 2012

Capítulo 36: "Matrimonio Diferente"


Holaa chicas les traigo nuevo capi, auqnue se que van a seguir odiando a Pablo :( solo les recuerdo que en la nove sabemos los pensamientos, suposiciones y sensaciones de Lali mayormente Pablito es un enigma ,denle una chance pobresito ,por Rochi no se preocupen no pasa nadaa jajaja, buenoe spero q a pesar de todo les guste ultimos 3 capitulos de  Matrimonio diferente y si que es diferente a todo lo que estabamos acostumbradas , besos genias gracias por leer
CARO

Posdata: Percha sigo esperando tu capi, hace mil año q no subis ¬¬ me parece que quiere piquete tu blog jum! jajaja

Capítulo Anterior:
- Entonces, ¿qué más hay que hablar? ¿Sobre nuestro matrimonio? Eso es muy sencillo. Te quedas o te vas. Trata de tomar una decisión ante de que esté de vuelta de París – dijo él con frialdad.
Lali se quedó en silencio. Lo vio ponerse la chaqueta. Estaba anonadada. Nunca se había sentido tan humillada………

CAPITULO 36 :
Hubiese sido mejor que brindara con champaña y que bailase para festejarlo, en lugar de reaccionar con tal indiferencia.
Al fin y al cabo Pablo ya no tenía motivos para seguir fingiendo. Y sin embargo las escenas eróticas del día anterior, la pasión que habían compartido, o que ella había creído que habían compartido….. Pero Pablo le había dicho un día que le daba miedo el amor. Había crecido sin amor y había aprendido a vivir sin él. Y así se había  convertido en un hombre incapaz de compartir nada, incapaz de sentir para no arriesgar ni un ápice de orgullo.
El papel que Nicolas le había obligado a representar había llegado a su final.
Lali sintió escalofríos. Pablo le servía en bandeja la libertad que había peleado semanas atrás, él no iba a esperar para desembarazarse de la hija de Nicolas. Entre lágrimas, pensó que no valía la pena sufrir por un hombre como él……
-Ha estado muy bien cariño.
Cuando Lali levantó los dedos del piano el atractivo americano que se apoyaba en él no disimuló su admiración hacia ella.
¿Conoces una que es así? -silbó una canción un poco desafinada, y volvió a su asiento, después de que ella le respondiera con una sonrisa.
A esa hora el bar solía estar lleno de gente, y algunos le pedían sus canciones preferidas. No le pagaban bien, pero se las arreglaba para vivir, y además en breve tenía un par de entrevistas de trabajo.
Por lo tanto sobrevivía. Llevaba un mes apartada de la vida de Pablo. Había aprendido a estar ocupada todo el tiempo, y así estaba tan cansada que dormía toda la noche sin pensar en nada. Se había apuntado a un curso de informática, miraba los avisos de trabajo del primero al último, y había escrito a varios de los que parecían estar a su alcance. Y todos los días rogaba que fuera un día en el que no pensara en Pablo. Pero lamentablemente el tocar el piano no le servía de mucho en ese sentido.
Por lo tanto cuando Lali alzó la vista y vio a Pablo a unos pasos de ella, pensó al principio que no era una imagen real, sino una mala pasada de su fantasía. Siguió tocando, pero sus ojos no se apartaron de él.
- Tocá para mí – dijo Pablo.
Lali había dejado de tocar el piano sin siquiera darse cuenta. Su corazón dio un vuelco. ¿Cómo y por qué le había seguido el rastro?
- Por favor... – murmuró; sonaba extraña esa palabra en él.
- ¿Qué queres que toque? – preguntó Lali como si se tratase de un cliente cualquiera.
- Cualquier cosa.
- ¿No podes decir el nombre de algún compositor?
- Chopin.
Tocó algo de Bethoveen, porque sabía que le daría igual. Pablo se quedó al lado del piano todo el tiempo, algo que a Lali le molestó.
- ¿Qué queres? – dijo ella, tensa, mientras veía al dueño del establecimiento que los miraba, con recelo por la confianza que se estaba tomando el cliente.
El camarero me ha dicho que a las nueve tenes un descanso.
- No para compartirlo con vos.
Pablo había dejado un estuche de joyería forrado en piel sobre el piano.
- Es el collar de tu abuela.
- ¡Lo he vendido!
- Te lo estoy devolviendo.
- ¡No lo quiero! ¡Y quiero que te vayas y que me dejes sola!
- ¿Es este caballero un amigo suyo, señorita Esposito? – el encargado se había acercado a ellos.
- No.
- Si estuviera en su lugar no haría caso a esa mentira – le advirtió Pablo al encargado-. Su pianista es mi esposa.
- ¿Es cierto eso?
Lali hubiera querido gritar que era una farsa, pero estaba segura de que Pablo iba a seguir su disputa. Por fin asintió con la cabeza.
- Y está a punto de hacer una pausa... – agregó Pablo.
Lali atravesó el salón hasta la mesa reservada para su uso personal, cerca del bar. Pablo se sentó frente a ella y la miró inexpresivamente. Había perdido peso, se le notaba en los rasgos sobresalientes de su cara.
- ¿Cómo me has encontrado?
- Con esfuerzo.
- ¿Qué queres?
- Quería que vieses esto – Pablo sacó un papel del bolsillo, y lo extendió ante ella -. Tenes derecho a ello, ¿no?
Era el certificado. Ella no sabía si reírse o llorar. Un certificado en el que ponía que un tal Pablo Martinez había nacido hace veintinueve años, hijo de Emilia, en una clínica suiza.
No pone nada del padre. Cuando se lo pregunté a Julia me dijo que era un hombre casado, a quien mi madre no había querido nombrar. También me dijeron que Salvador no tenía ni idea de que Emilia tuviese un hijo ilegítimo. Me recordaron también las ventajas que había tenido el que se mantuviera en secreto. La vida que hubiese tenido de no haber permanecido dentro de la familia. También me dijeron que tenía el deber de mantenerme callado y no avergonzar a Emilia con el recuerdo de la relación que nos unía – dijo Pablo con severidad.
- ¡Qué cruel!
- Hasta el día en que Nicolas me mostró esto, yo no tenía la menor idea de que no era hijo de Julia. El engaño me destruyó. En todos esos años nadie me había dicho nada. Quise hablar con Emilia. Quería respuestas a mis preguntas. Tenía derecho a ellas. Pero ella salió corriendo. Y al hacer eso me confirmó lo que Julia me había dicho. Por lo tanto no me acerqué nunca más a ella. Se ponía tan nerviosa...
- Vos la protegiste.
- Por supuesto – dijo él guardando el certificado.
- ¿Has hablado con ella ahora?
- Sí. Y con Salvador. Gracias por haberme aconsejado que lo hiciera.
- Pensé que era mejor que no te lo dijera yo.
- Estoy muy contento con Salvador. Siempre me hubiese gustado tener un padre que me amenazara si disgustaba a mi madre.
Lali lo miraba sin decir nada.
- ¡Al fin sé a quién salgo! – le dedicó una sonrisa que llegó al alma de Lali-. Me gusta. Siempre me ha gustado.
- Me alegro de que se haya resuelto todo – murmuró Lali. Sentía que él quería dedicarle a ella un final feliz, después de que Nicolas hubiese empezado la historia como una pesadilla.
Se hizo un silencio. Pablo miró el reloj.
- No quiero entretenerte más – dijo ella, preguntándose si él oiría el latido de su corazón.
- He comprado una casa en el campo. He puesto a la venta la casa de Londres.
Parecía un buen principio, aunque no entendía su elección. Ella siempre había deseado vivir en el campo, en cambio él no.
- He pensado que quizás quieras venir a…... bueno a verla.
- ¿Por qué?

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Capítulo 35: "Matrimonio Diferente"



Hola chicas les traigo uno de los ultimos capitulos :(  faltan mas o menos 3 capitulos, no se enojen con mi Pablo  nos abe como manejarse, pero les aseguro que va teenr que tragarse su orgullo jaja
 espero q les guste, besotes

Posdata: Jess ya avise en el foro tu problemita ojala q soluciones pronto y que subas nuevo capii hee estamos esperando !!

Capítulo anterior:
Pablo la miraba desde el otro lado del salón. Lali se preguntaba si se habría dado cuenta de que había tenido una larga e íntima conversación con Salvador. Se sentía culpable por guardar tantos secretos sobre su vida. Hubiera corrido a contarle todo, pero tenía que encontrar el momento oportuno. Y si bien Lali le había devuelto la mirada a Pablo, él ya no la miraba, y en cambio se daba la vuelta para sonreír a algo que había dicho Rocío.


CAPITULO 35 :
Al volver a Londres, Pablo debía irse al poco rato, tan pronto como se cambiase de ropa. Tenía mucho trabajo.
- Hablaremos cuando vuelva.
¿Por qué tenía la impresión de que él la trataba como si ella fuera culpable de algo? ¿Cómo reaccionaría ante el hecho de que ella supiera tantas cosas? Al fin y al cabo él no confiaba lo suficientemente en ella como para habérselo contado. Pero, ¿qué cosas sabría él?
Lali fue al salón. Allí estaba su escritorio, herencia de su madre. Le echó una ojeada. Estaba igual que siempre. Los cajones vacíos. La llave decorativamente sujeta con una cadena a la hoja plegable que servía de escritorio propiamente dicho. El carpintero que lo habría restaurado había cometido el error de poner a la llave una cadena muy corta que impedía cerrar el escritorio, por eso no lo usaba.
De pronto de dio cuenta de que la llave se parecía a aquélla que le habían dado en el banco para abrir la caja fuerte. Rompió la cadena, haciéndose daño en le intento. La llave había sido bañada en oro para hacer juego con la cadena, pero se veían aún los números grabados en ella. Ni siquiera encajaba bien en la cerradura. Seguramente correspondía a otra caja. Durante cinco años Nicolas podría haber ocultado el pasaporte a la libertad de Pablo en su propia casa. Una última ironía de Pablo.
Lali fue hacia el ala de la casa que ocupaba Pablo. Él se estaba poniendo una camisa limpia en el dormitorio, tan embebido en sus pensamientos que apenas se dio cuenta de la presencia de Lali.
- Pablo... – le dijo ella temerosa.
Por un momento, Lali pensó en esconder la llave. Pero debía tener la valentía de dársela y afrontar las consecuencias. Entonces levantó la mano y tiró la llave en la cama.
- Después de todo no ha sido una condena a cadena perpetua... – se oyó decir.
Pablo pareció no entender. Miró alternativamente la llave y a Lali.
- Es la llave de otra caja fuerte. Es posible que contenga lo que buscas.
- ¡Cristo! – exclamó antes de levantar la llave -. ¡Todo este tiempo buscándola! ¡No lo puedo creerlo!
Lali se fue hacia la ventana. Se trataba de la tierra prometida de la libertad. Podía ser el principio o el fin de su matrimonio.
- Hay algo más de lo que tenemos que hablar.
- ¿No podemos esperar para hablar de ello? No voy a poder parar hasta que vaya a París y pruebe esta llave.
- Me temo que no. Ya ves, ocurre que sé lo que hay en la caja. Tu certificado de nacimiento – le dijo Lali.
La expresión de Pablo se tensó.
- ¿Y dónde has conseguido esa información?
- Ciertamente no la he conseguido por vos. Salvador me la confió.
- ¿Salvador? – Pablo pareció muy sorprendido.
- Me pidió que actuase como intermediaria. Creyó que yo era de tu confianza. Así que ahora sé que Emilia es tu madre natural.
- ¿Salvador está enterado de esto? – le dijo él con gesto grave.
- Mira, no es asunto mío – le aclaró Lali, porque Pablo parecía recalcárselo con la mirada.
- ¿Cuánto hace que lo sabe?
Lali comprendió que Pablo no sabía que Salvador era su padre, pero ella no quería ser quien se lo dijera.
- ¡Si él lo sabe no había peligro de que su matrimonio se rompiese – dijo él frustrado.
Y con esas palabras, Pablo le había dicho muchas cosas. Pablo pensaba que Salvador no estaría en condiciones de aceptar un pasado oscuro de su esposa. Un marido griego no podría tolerarlo. Así que Pablo estaba protegiendo a Emilia. Y se sentía frustrado por saber que su sacrificio había sido inútil.
- Salvador sabe todo acerca de tus padres. Quiere hablar con vos. Está preocupado por Emilia. El hecho de que continúe siendo un secreto le está perjudicando.
Pablo murmuró algo en griego, y se tapó la cara con las dos manos.
- ¿Entonces por qué no me ha hablado personalmente?
- Le prometió a Emilia que no hablaría con vos del asunto, así como ella les había prometido a sus padres que lo mantendría en secreto.
- Ella se avergüenza de mí.
- No creo. Si no fueras tan terco y tan orgulloso te hubieras enterado de toda la historia por vos mismo – le dijo Lali temblando.
Pablo la miró.
- La primera vez que la vi después de enterarme, intenté hablar con ella. Pero ella se puso a llorar y salió corriendo. Estaba histérica y aterrada.
Y debía tener miedo de enfrentarse a Pablo. Porque él se habría sentido absolutamente traicionado por una mentira que había durado veinte años. Entonces, en lugar de aparentar estar herido habría aparentado estar enfadado. Y Emilia no habría sabido cómo actuar frente a él.
Con frialdad pasmosa, Pablo emprendió la marcha preguntando antes:
- Entonces, ¿qué más hay que hablar? ¿Sobre nuestro matrimonio? Eso es muy sencillo. Te quedas o te vas. Trata de tomar una decisión ante de que esté de vuelta de París – dijo él con frialdad.
Lali se quedó en silencio. Lo vio ponerse la chaqueta. Estaba anonadada. Nunca se había sentido tan humillada………

martes, 18 de septiembre de 2012

Capítulo 34: "Matrimonio Diferente"


Holaaa chicas mil perdones estoy con poco tiempo , tengo estas semanitas complicadas en la facu, les cuento que se vienen los ultimos capitulos 5 o 4 a lo sumo, espero q les guste hoy se descubre alo importante...
CARO

Posdata: se q al igual q yo no tienen tiempo porq estan con mil cosas pero solo pido q me hagan saber si estan leyendo, una señal de humo una paloma mensajero o un "lei" ( como dijo jess me sumo a su pedido )

Capitulo Anterior:
Pablo bajó con Lali. Pero ella no podía relajarse. La idea de la posibilidad de perderlo alguna vez la aterraba. Porque la certeza de que él no podría abandonarla si no encontraba el certificado no le servía de nada.
Le presentaron a los padres de Rocío. Fueron educados y amables, pero fríos en el fondo. Al fin y al cabo ella era la mujer que le había robado el novio a su hija.
Lali pidió excusas para salir a tomar el fresco. En ese momento Salvador se acercó a ella……

CAPITULO 34  :
- No he visto a Emilia esta noche.- le dijo ella.
- Lamentablemente mi mujer no se encontraba muy bien. Se ha quedado descansando.– suspiró.
- ¿Está enferma?
- Está enferma de los nervios. Pero sólo le pasa aquí, con su “adorable” familia. Y la actitud de Pablo, que la trata como si fuera la peste, no la ayuda en absoluto.
Lali se puso colorada; no estaba preparada para esa confesión.
- Lo siento... yo... – Lali no sabía qué decir.
- Los he observado juntos. Vos y Pablo estan muy unidos. Le he prometido no hablar con vos de ello. Así que hablaré con vos para ver si podes hacer de intermediaria.
- ¿Intermediaria?
- Entre nosotros y Pablo…. PAblo sabe... Puedo decirte exactamente la fecha en que cambió su actitud con mi esposa. Quise hablarle entonces. Quería saber lo que él sabía, qué tontería le habían dicho que pudiese hacer que cambiase tanto con ella. Pero Emilia tuvo un ataque de nervios cuando se lo comenté, y tuve que callarme, pero contra mi voluntad.
- Salvador, no sé de qué me estás hablando – le dijo Lali incómoda.
- ¿Vos también? – el hombre suspiró con pesadez -. Por supuesto que lo sabes. Pablo se enteró de ello cuando estaban recién casados. No creo que no te lo haya dicho. Hace treinta años Emilia lo entrego a su madre, pero nunca renunció a él realmente, y por otra parte siempre ha pensado que hizo lo mejor para él.
Lali comprendió de golpe. Se sentía como si una ola la hubiese tomado por sorpresa y la hubiese dejado atontada. Emilia no era la hermana de Pablo, sino su madre. Y había dado su hijo a sus padres para que lo criasen como propio, a la vista de ella, pero sin ocuparse ella de él. Y Pablo lo sabía. La última pieza del rompecabezas acababa de encajar. ¿Era éste el secreto por el que su padre había podido chantajearlo?
- Quiero estar seguro de que Pablo sabe la verdad – dijo Salvador, demasiado conmovido como para estar atento a la reacción de Lali -. Toda la verdad, no sólo lo que su abuela haya querido decirle. Pablo nunca fue adoptado. Se hizo un certificado de nacimiento como para que Julia y Alejo aparecieran como padres de Pablo. Pero no pudieron engañar a las hermanas de Emilia con la historia de la adopción. Alejo quería un hijo varón e insistió en quedarse con Pablo, un hijo a quien podría criar como propio y que era por lo menos un Martinez  a medias.
- Vos conoces la historia completa...
- ¡Si la hubiese conocido hace treinta años, no hubiese permitido que lo hicieran! – dijo Salvador con rabia -. Hicimos mal las cosas. Pero debieron dejar que nos casáramos cuando supieron que Emilia iba a tener a un hijo nuestro. ¡Eso es lo que no puedo perdonarles!
- Vos sos el padre de Pablo – susurró Lali, mirando a Salvador con asombro.
- ¿No lo sabías? ¿Me estás diciendo que Pablo no lo sabe tampoco?
- Es algo de lo que no hemos hablado – dijo Lali débilmente.
- Tal vez no lo sepa. Tal vez nos eche la culpa de su triste infancia. Y tiene motivos...
- ¿Podrías contarme la historia desde el principio?
Salvador fue breve. Él era estudiante por aquel entonces, cuando se enamoró de Emilia Martinez. No tenía dinero ni pertenecía al medio social que pudiera impresionar a los Martinez, y se habían opuesto a esa relación. Y Emilia no tenía la valentía de enfrentarse a su familia. Cuando descubrieron el embarazo de Emi, ésta hizo un viaje con su madre. No le dijeron nada a Salvador. Él ni siquiera conocía la existencia de Pablo, hasta que se encontró con Emilia diez años más tarde.
- Quería morirme al saber todo lo que ella había tenido que atravesar sola. Y al saber que tenía un hijo que no podía reclamar. Pero esa vez estaba decidido a no dejar que me separasen de Emilia. ¡Incluso hice que se casara conmigo pese a la oposición de ellos! – dijo Salvador con satisfacción -. Alejo estaba furioso y Julia no quería ni verme, y aún hoy no quiere ni verme. ¿Pero qué podían hacer frente a los hechos consumados? Las apariencias son algo muy importantes para esta familia.
- ¿Y entonces?
Entonces la felicidad se mezclaba con la desdicha. Emilia pensaba que debíamos estar agradecidos por poder ver a nuestro hijo. Si lo hubiésemos dado en adopción, jamás lo hubiésemos encontrado, jamás lo hubiésemos conocido... Pero algunas veces pienso que tal vez habría sido menos doloroso. Julia no lo quería, no lo trataba como a un hijo, y el resto de la familia estaba resentido con él, ya que heredaría en primer lugar.
- Y aún están resentidos – murmuró Lali afectada.
- Sin embargo él ha multiplicado cien veces su riqueza. Alejo... era un hombre bueno. Se ocupó de Pablo. Pero pensaba que Emilia era una persona débil, y por ello fue muy duro con su hijo. Pero emilia no es débil. Ella llevaba más o menos bien la situación, hasta que vio que Pablo empezó a evitarla, y entonces nos dimos cuenta de que sabía algo.
- Hace cinco años, has dicho...
- Debe haber sido un shock terrible, pero hemos esperado tanto que sospechara algo o descubriera algo... No se trataba de que se lo dijéramos si él no sospechaba nada. Emilia les había prometido a sus padres que nunca se lo diría. Ése había sido el precio. Pero jamás se nos hubiese ocurrido que Pablo se pudiera comportar tan despiadadamente con ella al enterarse de quiénes eran sus padres.
Lali se preguntaba qué sentiría Pablo realmente. ¿A quién protegía? ¿A su abuela o a Emilia?
- Debemos encontrar una solución a todo esto, para que Emilia se quede con la conciencia tranquila. Por ello te pido que hables con Pablo y averigües si sabe toda la verdad. Porque es evidente que él no se va a acercar a nosotros.
- Sí.
- Ella lo quiere mucho. Siempre lo excusa. Pero ya es un hombre. ¿Por qué está así con ella y no conmigo? Tampoco disimula su cariño por Candela. Si no fuera por la promesa que le hice a su madre, ya le hubiera plantado cara.
- No creo que Pablo sepa que vos sos su padre.
- Es un poco egoísta por mi parte meterte en semejante lío... – dijo Salvador al descubrir las huellas de la preocupación en el rostro de Lali.
- No.
Estuvo tentada de decirle que ella ya era parte de ese gran lío desde mucho antes. ¿Habría tenido su padre ese certificado en sus manos? ¿Se haría mención en él acerca de quién era su padre? Lo que estaba claro era que había descubierto quién era su madre. Pero no había hecho más preguntas.
Lali suspiró hondo.
- Hablaré con él cuando volvamos a Londres, aquí no.
- Sea como sea, te estoy muy agradecido.
Cuando Salvador se alejó de ella, Lali sintió el peso que le había dejado. No se trataba de una noticia fácil de dar. Y PAblo era imprevisible.
Pablo la miraba desde el otro lado del salón. Lali se preguntaba si se habría dado cuenta de que había tenido una larga e íntima conversación con Salvador. Se sentía culpable por guardar tantos secretos sobre su vida. Hubiera corrido a contarle todo, pero tenía que encontrar el momento oportuno. Y si bien Lali le había devuelto la mirada a Pablo, él ya no la miraba, y en cambio se daba la vuelta para sonreír a algo que había dicho Rocío.