Hola chicas sory por la minidemorita, me alegra saber que todas estan al dia, gracias por comentar , veo que a pesar de todo no lo odian a pablito jaja, besotes les dejo nuevo capi, espeor que les guste ;)
CAPITULO
33:
--Es
enserio??
—¡Claro que no fue en serio! El tipo es un mentiroso profesional,
y le encanta jugar con la verdad.
—¿Qué crees que hubiera ocurrido de haberle respondido
que sí?
—Todavía se estaría burlando. Pero no... Lo hizo simplemente
para humillarme,
como cuando dejaba charquitos por toda la casa. Es su
forma de hacerme saber
lo poco que valgo para él.
—¿Pero para qué decirte que le gustas?
—No dijo que le gusto... Dijo que quería meterse en mi braga,
que es otra cosa.
—¡¿Cómo que otra cosa?! –preguntó Nico, saliendo de la
nada.
—¡¿Qué hace él aquí?!
—No calculé que llegarías tan temprano –se justificó
Rochi
Pero Nico Riera continuó sin preocuparse, sentándose
entre ellas, como uno más.
—Si el fulano quiere meterse en tu braga, definitivamente
es porque le gustas.
—¡No! Porque le gusta meterse en las bragas de quien sea
–replicó la muchacha.
Pero Rochi la sorprendió.
—¿Por qué entonces no le das mi número de teléfono? – dijo
convencida, y sin una
pizca de ironía.
Lali la observó sin ocultar su sorpresa, pero más aún se
sobresaltó al escuchar a Riera.
—¡Eso! ¡Dale su número! –suplicó aquel galán.
Ambas amigas se miraron, sin entender.
—Ustedes son unas bobas. Pablo puede ser la solución para
los tres. A vos, Lali,
podría hacerte el hijo que queres, sin que tuvieras que
preocuparte por el resto de tu
vida en conseguir el dinero para mantener al crío. A vos,
Rochi, te haría vivir como
una reina. Si a ella le ha ofrecido medio millón, vos
vales al menos uno.
—¿Y vos que ganarías? –preguntó Lali
—Salir en la televisión. ¡Yo soy más lindo que Benja
Amadeo!
—Pues más les vale olvidar todo el asunto. Lamento defraudarlos,
pero mi jefe no
llegó hasta donde está, por andar regalando dinero.
Estaba burlándose cuando me
ofreció el medio millón... Y ahora mejor me voy a dormir,
porque estoy muerta.
En efecto, Lali no tardó en desaparecer. Y bastó que
quedaran solos, para que Riera tomara el bolso que ella había olvidado sobre la
mesa, y se lo entregara a su novia.
—¿Estás pensando lo mismo que yo? –le preguntó Rochi.
—Busca, y no pierdas el tiempo –le ordenó él con fiereza.
La joven lo obedeció, y enseguida sacó el celular de su amiga.
—¡Aquí está!... ¿Tenes para anotar?...Pablo... 15—6—15...
Aquel golpeteo rítmico parecía adueñarse de su cerebro. Una
y otra vez. Una y otra vez. “Mentiría si te dijera que no estuve pensando como meterme
en tu braga, Berta.” Una y otra vez.
Lali se sentó en la cama cubierta de sudor. Del otro lado
de la pared el golpeteo comenzaba a acelerarse, hasta acabar en miles de
pequeños aullidos de placer.
Por lo visto, Nico había decidido quedarse hasta la mañana.
Luego de unos minutos de relativa calma, otra vez aquel rechinar. ¡Mala noche
para ser testigo involuntaria de tanta pasión!
Quisiera admitirlo o no, las palabras de su jefe habían provocado
en Lali bastante más que simple enojo o estupor. No podía sacarse de la
cabeza... ¡No! No podía sacarse de la piel aquella sensación que había
recorrido su cuerpo al escucharlo.
“Mentiría si te dijera que no estuve pensando como meterme
en tu braga, Berta.”
¿Por qué aquel hombre detestable lograba conmoverla así? Por
cierto, era un magnífico ejemplar. Aunque no más que Benja o Vico. Pero a
diferencia de lo que le ocurría con ellos, de él la atraía mucho más que su
exterior. Pablo era demasiado de todo: demasiado lindo, demasiado mentiroso,
demasiado inteligente, demasiado seductor, demasiado fuerte, demasiado
insoportable, demasiado tenaz.
Y era aquella tenacidad lo que más la asustaba. En
Mendoza, y desde que era pequeña, ni bien llegaba la primavera tomaba su
bicicleta, y junto con sus amigos se dirigía a lo alto de la montaña. Era una
excursión de todo el día, y la mejor oportunidad para sentir otra vez el sol en
la piel. Cada año el recorrido era el mismo, así como el encanto de la charla y
los juegos. Y en todas esas ocasiones se detenían sólo cuando el sol calentaba
de lleno sobre sus cabezas, para merendar y refrescarse. Lo hacían siempre en el
mismo sitio, a orillas de un riacho cantarín que descendía de la montaña. Gas
había sido el primero en hallar en aquel paraje una piedra que, por distinta,
había cautivado a todos. Era grande, de un blanco níveo, inusual para aquella geografía,
y tan plana como una mesa. Casi podía verlo sentado sobre ella, sin camisa. Su
hermosa piel iluminada por el reflejo del sol, mientras presumía por su descubrimiento.
¡Cómo se habían burlado de él cuando aquella corriente mínima, que corría
salpicando la piedra, casi imperceptible pero continua, lo había mojado! Y
luego ella se había acercado para ayudarlo a secarse. ¿Cuántos años tenían?... Dieciséis...
Esa fue la primera vez que acarició el pecho de un hombre.
Por un mágico segundo Lali volvió a sentir aquel dulce estremecimiento. Luego
de aquel viaje, cada año vigilaban la piedra mojada por aquellas gotas
insignificantes, midiendo la profundidad de la huella que el agua dejaba en su superficie.
Hasta que el último, unos meses antes de la muerte de Gas, descubrieron que la
piedra se había partido en dos. Lentamente aquella gota la había horadado, sin prisa,
pero sin pausa. Y riendo, jugando, festejando la tenacidad del agua, Gas había
sugerido enterrar los restos de su víctima... Enterrar una piedra.
Esta vez fue un frío tétrico lo que recorrió el cuerpo de
la muchacha. Del cuarto de Rochi surgieron más gritos, acompañados de uno que
otro ruidoso suspiro, y por fin se hizo el silencio.
Sí, claro que extrañaba el sexo. Y mucho. La boca de Gas
recorriéndola, la fuerza de él buscando su debilidad, su piel metiéndose en la
blancura de su sexo, sus ojos...
Lali sacudió su cabeza con enojo. ¡No! Los ojos de su
marido no eran esos que se estaba imaginando, en los ojos de Gas uno podía
hundirse hasta el fondo de ellos, porque tenía la mirada de un hombre sincero. Eran
los ojos de su jefe los que eran verdes imponentes. Y tan brillantes, que era
imposible mirarlos fijamente sin correr el riesgo de quedar cegada.
¿Por qué se estaba confundiendo tanto con Pablo? Él, como
aquella gota sobre la piedra, actuaba sin prisa, pero sin pausa. Y nunca se
podía predecir la magnitud del daño capaz de ocasionar su presencia. Como la
corriente, era fresco e invitante, pero dañino y mentiroso. Y, en su interior,
Lali sabía que no faltaba demasiado para que su tenacidad acabara partiéndola
al medio.
De todos los hombres del mundo... Sí. Su jefe era un
mentiroso. Un hombre capaz de sentarse frente al presidente de la nación, y
soportar con paciencia su actitud condescendiente, mientras simulaba ser
engañado. Él podía esperar... Claro que podía. Y ella ya estaba a punto de
enloquecer.
Al dia siguiente…
—¡Lali!... ¡Qué sorpresa!... No esperaba que vinieras en
domingo.
—Anoche no pude dormir... Me la pasé todo el tiempo pensando
en tu proposición.
—¿Y?
—Sí.
—¡¿Cómo?!
—Que si... Que voy a aceptarla.
—¿Estás segura?... Mira que esto podría cambiar nuestro futuro.
—No te hagas demasiadas ilusiones. Yo no las tengo...
—Yo sí. Y muchas.
—Eso es lo que me asusta. Temo defraudarte, y no quisiera
que salieras lastimado.
—Yo... yo te amo, Lali. Pero puedo contenerme.
—Sí... Por desgracia ya sé que eres muy capaz de callar tus
sentimientos –le
reprochó la joven—. No es por mí que estoy preocupada,
sino por vos
Él intentó acariciarla, pero ella, instintivamente, se
alejó.
—Disculpa, Vico. No quise rechazarte. Fue involuntario.
—Estoy acostumbrado, Lali.
La joven no pudo evitar un gesto de tristeza. Él lo notó de
inmediato, y se esforzó por lucir relajado para complacerla.
—Pero, ¡mira que desastre que soy como anfitrión! Todavía
no te he hecho pasar...
Lalli ingresó en el pequeño hogar de su amigo. El departamento
era como él: sólido, pero un tanto anticuado. De líneas simples, aunque
decorado con muebles de gran calidad. Un poco impráctico, pero de buen gusto, y
carente de pretensiones. Era la casa de un pobre periodista, arreglada para dar
cabida a un orgulloso empresario.
—¿Te gusta? –preguntó ilusionado.
—Estos no son tus muebles.
—No. Son nuevos.
La muchacha enfrentó otra vez su mirada expectante.
—¿Estás seguro que no te va a hacer mal que estemos tanto
tiempo juntos? –le
preguntó, preocupada.
“Peor me hace saber que estás con Martinez”, pensó Vico .Pero
no se lo dijo. Por el contrario, se limitó a responderle, sonriente:
—Te prometí que iba a seguir con mi vida, y es lo que pienso
hacer. Nuestro
pequeño proyecto no va a influir para nada. Además, lo
teníamos planeado desde
hace mucho tiempo. Siempre dijimos que íbamos a venir a
la Capital para hacerlo. Y
ahora ya estamos aquí.
—Sí. Pero también estaba planeado que mientras tanto
Gaston trabajara como
corresponsal para la provincia, y ya ves... Las cosas
cambian.
—Es nuestro sueño, y nos merecemos poder cumplirlo... ¿Ya
se lo dijiste a tu jefe?
—Lo resolví anoche. No hubo tiempo.
—¿Y si no acepta?
—Entonces renuncio... Igual no creo que dure mucho más
con él.
Vico clavó en ella su mirada cristalina.
—¿Por qué?... ¿Ha hecho algo que te hiciera molestar? – preguntó
tratando de
sonar distendido, pero con obvia preocupación.
—No... Ya te dije. El problema no es él.
—¿Tanto te gusta?
—¿Cuántas veces queres que te lo repita? Me confunde... Y
no tengo ganas de que
alguna vez me atrape en un mal día.
La joven comenzó a recorrer la sala, deteniéndose en las pequeñas
piezas de plata, que su amigo atesoraba desde su último viaje a Perú.
—¿Cuándo te diste cuenta, Vico? –le preguntó casi como
por descuido.
—¿De qué?
—De... de eso. De lo que dices sentir por mí.
—¿Cuándo te diste cuenta vos que estabas enamorada de tu
marido?
—Es distinto.
—¿Por qué?
—Porque con él no fue cuestión de saber, sino de descubrir
y aprender. Éramos dos
nenes. Nuestros sentimientos no tenían nombre. Sólo
estaban ahí, y eran
imparables.
—¿Y si aquella noche en la fiesta del colegio hubiera sido
yo el del beso?
—No sé. Quizás ahora estaríamos casados y felices... Pero,
la verdad, es que siempre sentí algo muy distinto por Gas. Desde el primer día
que lo vi, fue como...
Por un segundo Lali volvió a estremecerse como la primera
vez que la mirada de los ojos verdes de Pablo la había recorrido con deseo... ¿Qué
le estaba pasando?
—Nunca entendí por qué lo preferiste.
La muchacha tardó en volver a la realidad, y reaccionar.
—Gas era perfecto.
—¡Eso es mentira! Siempre te quejabas por su carácter. Era
desordenado,
pretencioso, y bastante egoísta. La muchacha miró a Vico
sorprendida.
—¿Por qué hablas de él con tanto desprecio? ¡Era tu amigo!
Aquel hombre enamorado bajó la cabeza, sin ocultar su vergüenza.
—¿Desde cuándo me amas, Vic?
—Desde siempre... Y sólo fui amigo de Gas para poder estar
con vos. Esa fue la
única razón por la que le conseguí el trabajo en el
diario. También como periodista
dejaba mucho que desear. Y vos lo sabias mejor que nadie.
Por eso te empeñabas
en corregir todas sus notas.
—¿Quién sos, Victorio? No te conozco.
—¿Sabes quién soy? Aquel al que recurrías cuando él no te
alcanzaba. El que te
ayudaba a tapar sus fallas. El que te escuchaba cuando tu
marido se dormía...
—Debió ser una tortura para vos.
—No. Porque te amo.
—¿Por qué?
—¿“Por qué”, qué?
—¿Por qué me amas? Vamos, me conoces más que cualquiera.
¡Soy una bruja!
Mandona, impaciente... Mis últimas citas se fueron de la
mesa insultándome.
Vico sonrió mordiéndose el labio.
—Cuando se quiere de verdad, se disculpa todo.
—¡Eso te va a ti, que has jugado tantos años de víctima! Pero
yo, en cambio, he sido
muy feliz al lado de Gas. Quizás porque tenía el valor de
quejarme, quizás porque
sabía reclamar. No sé... Pero de lo que me doy cuenta es que
un amor que te hace
sufrir, no sirve.
—Se ama como se puede.
Lali se estremeció. Y en su cabeza, rítmica y continua, volvió
a resonar la voz grave y melodiosa de su jefe: “Mentiría si te dijera que no
estuve pensando como meterme en tu cama, Berta.”
Por otro lado….
Su madre no había criado una boludita como para que aquellos
dos intentaran engañarla. No. No ocupaba el puesto que tenía sólo por haberse
acostado con Pablo. Macarena era muy capaz de darse cuenta cuando algo pasaba delante
de sus narices. Y allí, ese fin de semana, había ocurrido de todo. El clima
tenso entre esos dos podía cortarse con cuchillo. Y, en lo que iba de la tarde,
tanto el uno como el otro, se habían cuidado mucho de cruzar miradas.
¡Sí que había resultado peligrosa esa niña! Por primera vez,
y a pesar de que generalmente quería matarlo, Maca se puso del lado de su jefe,
y comenzó a preocuparse por Pablo….
¡El pobrecito daba lástima! ¿Qué habría ocurrido? Porque
ella no compraba el discurso de castidad de la muchacha. Y sabía muy bien que si
se había tomado la molestia de proclamar a los cuatro vientos que no pensaba
irse a la cama con ninguno, era sólo para poder aumentar el interés de todos en
lograrlo. Aunque... No. Definitivamente aquellos dos no habían tenido sexo.
¿Pero que otra cosa podía inquietar así a un hombre y a una
mujer? Por un segundo miró con descaro a su rival. ¡Sí que Lalita sabía menear
el culo! ¡¿A quién quería engañar jugándola de santa?! Esta vez Maca perdió su
mirada en Pablo, que estaba observando de soslayo a Lali, que contemplaba entristecida
la tarde, a través de la ventana. ¿A quién quería engañar con esa carita?...
La respuesta era obvia: a Pablo.
Y el pobrecito estaba entrando como un caballo.
Maca haciendose la cabeza ya quisiera ella tener la personalidad d Lali.Vico echo toda la mier...sobre su amigo esta celoso del pasado y del presente d Lali.
ResponderEliminarRochi Rochiiii!!!!! No me gusta para nada como se esta comportando!!!! Se las va a mandar seguro para vengarse de Lali por todos los desplantes que le causo con sus citas....
ResponderEliminarY Vico es muyyyy... aggggg!!!!!! Me esta asando al principio todo bien con el... pero me molesta que le quiera echar tierra a Pablo para poder ganarse a Lali!!!!
Y me intriga que le propuso a Lali... seguro algo para alejarla de Pablo... Y Lali con tal de separarse de Pablo( porque sabe q siente cosas muy fuerte por el) acepta cualquier cosa....
Y yo ya quiero besooooo!!!! Ha pasado mucho ya y ningun pico le ha robado Pablo a Lali... en eso se tiene que poner las pilas Pablito!!!!
Y Maca Maca.... esta se las trae..!!! Esta que le carcomen los celos... xq Lali la supera en todo... para colmo sin quererlo!!!!
Espero q subas pronto!!!!
Besos q estes bien...!!!! :D <3