martes, 11 de diciembre de 2012

Caoítulo 4: "Vos necia, Yo mentiroso"


Holaa muy perdon por la demora, espero que les guste el nuevo cap. diganme que les va pareciendo, besos

CAPÍTULO 4:
—Victorio D´Alessandro Tu curriculum es impresionante, Victorio. ¿De verdad has
hecho todo esto, o exageraste un poquito?
—No me gusta mentir.
El anciano lo miró con sorna.
—La sinceridad no es precisamente la mejor virtud para un periodista. Nuestro
trabajo es manipular la verdad, dosificarla, y adornarla, para poder vender revistas.
—Sé vender revistas. Sé como hacer una noticia interesante... Pero no me gusta
mentir.
—Como sea, el puesto ya es tuyo Bauer  te recomendó, y con eso me basta. Pero
hay algo que quiero que entiendas: la gente sólo compra nuestra publicación por las
fotos. Un buen culo vende más que la noticia más caliente. No te gastes en hacer
notas controvertidas, porque no nos interesan... ¿Tenes adónde vivir?
—Vendí mi casa en Mendoza, y me compré un pequeño departamento acá cerca.
—Entonces has venido para quedarte.
—Esa es mi intención. Casarme, y radicarme en la Capital.
—¿Y para cuándo la boda?
Victorio  lo miró, sorprendido. Pero en su corazón latía sorda una única respuesta:
¡cuánto antes! Ya había esperado demasiado.

Días mas tarde en el departamento de Pablo…-
—Pasa...
—¡Guau, Pablo! ¿Este vidrio es blindado?
—Lo soporta todo.
—Quizás ponga uno de estos yo también. El guardia de la entrada no es ninguna
seguridad, y después de lo que ocurrió en la redacción el otro día, no me gustaría
encontrarme con una sorpresa.
—Toda precaución es poca.
—Y más si te metes con el presidente... No sé por qué te gusta arriesgarte... Si yo
tuviera tu dinero...
—Estarías tan aburrido como yo. Séntate, por favor. ¿Qué te sirvo?
Benjamin Amadeo se acercó al bar, encantado.
—¿Esto es licor de huevo? ¡Hace mil años que no lo tomo! ¡Sírveme el licor!
—¡¿Estás loco?! –se espantó Pablo Martinez—. Esto lo tengo para las mujeres.
—¡Pero me gusta! Y me trae buenos recuerdos. Solía robarlo de la alacena de mi
abuela, cuando tenía cinco años.
A pesar del entusiasmo de Benjamin, su anfitrión olió la botella con desconfianza.
—¿Es dulce? –le preguntó a su invitado.
—¡Dulcísimo!
—¿Y dirías que es suficientemente pegajoso?
—¡Sin duda!
Pablo sirvió un vaso grande de ginebra, y dos pequeñas copas de licor amarillo.
—¿Te convencí? –se entusiasmó su amigo—. ¿Vas a probarlo?
—No. Para mí es la ginebra.
—¿A las tres de la tarde?
—Da lo mismo.
—Y entonces, ¿para quién es el otro vaso?
—¿Este? –preguntó su jefe, mientras arrojaba su contenido sobre el piso
inmaculado.
—¡¿Te has vuelto loco?!
—No... Toma tu copa.
—¿Por qué hiciste eso?
—Es un pequeño obsequio para la empleada. Todos los días arrojo algo para que
tenga que limpiarlo.
—No entiendo.
—No soporto a esa chica. Es una engreída... Y creo que el odio es mutuo. A la muy
idiota le molesta que le diga Berta.
—¿Le molesta que la llames por el nombre?
—No se llama Berta. Se llama Mariana.
—¿Y por qué le decis Berta, entonces?
—Porque Berta fue la primera. Y luego de ella hubo una verdadera catarata de
Primitivas, Prístinas, Balbinas, y otras lindezas por el estilo. Cada una que llegaba
tenía un nombre más raro, y duraba menos. Así que decidí cortar por lo sano, y
llamarlas a todas Berta.
—¡Vaya déspota que resultaste! En este país la esclavitud se abolió en 1813...
¿Nunca se quejó ninguna?
—Algunas... Y hubiera entendido si esta lo hubiera hecho, porque parece más
inteligente que las otras. Pero no. Como con todo lo demás, simuló hacerme caso,
pero terminó haciendo lo que se le daba la gana. Ella agacha la cabeza con la
sumisión de una empleada, pero actúa con la altivez de una princesa. ¡Y yo le pago
demasiado dinero como para tener que sufrir su orgullo!
—Si tanto te molesta, ¿por qué no la despides? – preguntó su amigo, mientras
revisaba los costosos y modernos aparatos ocultos detrás de un panel de madera.
—Ganas no me faltan... Pero el servicio doméstico es una porquería. ¡Parece que
hiciera falta un master para poder limpiar un retrete! Y esta es buenísima limpiando
retretes.
—¿Es buenísima, o está buenísima? –preguntó el otro, con la vista fija en el monitor
de vigilancia, mirando encandilado—. ¡Guau! ¡Qué mujer!
Pablo se acercó a la pantalla. Allí, a todo color, y con total claridad, podía verse a su empleada en el cuarto de planchado, mientras se estaba cambiando.
Por un momento él también se perdió en los destellos de la imagen, pero de inmediato reaccionó, apagándolo.
—Se acabó el show. Si queres ver mujeres desnudas, paga la entrada.
—¡Por eso le tiras cosas al piso! No para humillarla, sino para verle el culo cuando
se agacha –se burló su amigo.
—¡No seas idiota! Es una mujer común y corriente.
—¿Y qué? ¿Prefieres una con tres gomas? Las dos de esta son suficientes para mí.
—Ey, ¡basta!... Volvamos al trabajo.
—De acuerdo... Pero, ¿sabes?, me arrepentí. Este licor es muy dulce. Prefiero un
whisky... con hielo.
—¿Con hielo?
Pablo miró a su amigo con desconfianza.
—¿De verdad queres el hielo, o sólo intentas ver el culo de mi empleada?
—Las dos cosas –respondió el otro, divertido. Pero de inmediato agregó—. No, de
verdad. Ese licor tiene un gusto horrible.
De mala gana Pablo se dirigió hacia la cocina. Pero fue cuestión de abrir la puerta, para que la mismísima Mariana quedara atrapada entre sus brazos. Sí... Buenas gomas. ¡Y naturales!
—Perdón –se disculpó la joven—. Vi que el monitor de la sala se había apagado, y
estaba yendo a controlar.
—¿No te diste cuenta que habíamos entrado al departamento? ¿No vigilas?
—Había estado limpiando el balcón, y luego me fui a cambiar.
—Sí... Ya lo notamos –le reprochó—. La próxima vez usa el baño. Sabes que hay
cámaras por toda la casa.
—Pero en la sala de planchado no –respondió Lali, poniéndose colorada.
—También allí... ¡Trae hielo, Berta! –gruñó aquel hombre tan hermoso como
malhumorado, justo antes de salir del cuarto.
Lali se quería morir. ¡La habían visto cambiarse! Claro que el espectáculo no era muy distinto al que se podía tener en una playa, (sus corpiños y sus bragas no eran tan sensuales como prácticos), pero el hecho de haber sido atrapada en un acto tan íntimo la hacía temblar de rabia y vergüenza.
Luchó vanamente por ajustar todo su cabello en un apretado rodete, se acomodó la camisa, y recién entonces llenó el pequeño recipiente de plata con los cubos perfectos y cristalinos que saltaban de la puerta del heladera. Pero al entrar al living, y toparse cara a cara con aquel buen mozo increíble que le sonreía una vez por semana desde la pantalla del televisor, la pobre muchacha casi deja caer todo al piso.
¡Era Benjamin Amadeo, el conductor de “RLP”, en persona! Tan buen mozo como el otro, se lo veía, sin embargo, más humano, más dulce y juguetón. Su cabello rubio  clarísimo, (¿se habría hecho reflejos?), caía en forma desordenada sobre su frente, pero sin ocultar sus bellos ojos celestes. Debía tener la misma edad que Martinez, (no mucho más de veintiocho), y como él, cada músculo de su cuerpo estaba esculpido con gracia. La piel de ambos se veía reluciente.Tanto él como su jefe estaban “producidos” con la obvia intención de desatar miradas apasionadas a su paso. No eran como cualquier otro muchachito atlético que pudiera verse por la calle. No. Entre ellos, y los demás, debían existir al menos cinco mil dólares de diferencia, invertidos en gimnasios, diseñadores, y camas solares. ¡Y cómo se notaban!
Lali  había hecho todas estas reflexiones en apenas tres segundos. Otros cinco le llevó depositar el hielo en la barra del bar. Así que en menos de diez, ya estaba a punto de retirarse.
—Espera... No te vayas –le rogó el tal Benja en tono juguetón—. A tu jefe se le ha caído algo de licor al piso...,¿podes limpiarlo?
Al escuchar a su amigo, Pablo lo fulminó con la mirada, pero se abstuvo de hablar hasta que la muchacha se retiró. Y entonces gritó.
—¡Cerdo! Queres que limpie para poder mirarle al culo.
—Eso es más inocente que humillarla.
En cuestión de segundos, Lali volvió al cuarto. Pero lejos de acarrear trapos o baldes, apenas llevaba una pequeña aspiradora manual.
Para decepción de sus ocasionales admiradores, en menos de un instante ya había recogido el líquido derramado, sin mayor esfuerzo, y prácticamente sin tener que inclinarse.
—¿Así de rápido? –preguntó Pablo, sin ocultar su decepción.
—Esto es una maravilla –explicó la joven, como si se tratara de un comercial—.
Aspira sólidos y líquidos... La uso todos los días, a la hora de limpiar sus... sus
descuidos..
Benja la observó sonriente, y no pudo evitar la tentación de azuzarla.
—¿Y Pablo tiene muchos de esos “descuidos”?
—A mi no me molestan –mintió la muchacha con un tono que, a la legua, se notaba
sarcástico—. Yo tenía un vecino alcohólico, que también sufría muchos de esos, así
que no me sorprenden... Permiso.
Lali volvió a la cocina en el momento justo en que Benja dejaba escapar una risotada.
—¡Te llamó borracho!... ¡Y en tu cara! –se burló con crueldad— ¡Esa muchacha es una genio!
—Es una desfachatada. Y así es con todo. ¡Te lo dije!
—Despídela..., y la contrato yo. Me fascinan las mujeres inteligentes, y esta en
particular, que te ha hecho quedar como un idiota... Claro que yo no me conformaría
con que me hiciera la cama. También la querría adentro de ella.
—No seas torpe... Las mujeres así sólo traen complicaciones. A una víbora como
esta le debo el principio de mi fortuna. Les basta con abrir la boca para destruir a un
tipo.
—¡Momentito!... Eso si sos tan estúpido como para casarte. Yo no busco esposa.
Una empleadita como la tuya, en cambio, me vendría genial... ¿Cuándo te la vas a
llevar a la cama?
—Como a todas, cuando me canse de verla por aquí... No hay cosa que me haga
olvidar más rápido a una mujer que acostarme con ella.  Después del sexo todas
pierden el orgullo, y se vuelven dependientes y demandantes. Y a mi no me gusta
andar arrastrando cargas.
—A mi tampoco.
—¿Estás seguro? Porque las revistas dicen...
—No creas todo lo que dicen las revistas. A veces los periodistas somos un poquitín
mentirosos –respondió Benja con picardía. Y los dos hombres rieron con ganas.



2 comentarios:

  1. jajajajaja ahora Benja tambien se quedó loquito con Lali jajaja estan todos a full con ella!! que genia y tiene con que xD
    Pablito cada vez más grosero,pero Lali una grosa total q le pone los puntos,asi se hace!

    Espero con ganas el proximo ;)

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  2. holaaa hace mucho q no entraba a tu blog.... y me encuentro con la sorpresa de q hay nueva nove!!!!
    AMO Q SEA PABLALI...
    Espero q subas pronto!!!!
    Besos q estes bien!!!! ☺ ♥

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