martes, 30 de abril de 2013

Capítulo 45: "Vos necia, Yo mentiroso"




Capítulo 45:
—Voy a cargar gasolina. Quedan todavía doscientos kilómetros hasta la Capital... Ve al baño, y lávate un poco. Pediré un café para vos. Te espero en el salón.
Lali estaba muy cansada para objetar. Cansada, frustrada... Agradecida. Pablo había llegado hasta allí con su armadura resplandeciente, a salvarla. Había sido bueno, suave y protector... Aquel ochenta por ciento adorable se había entremezclado con su lado mentiroso, pero esta vez por una buena causa. Sin embargo...
¿Por qué, a la hora de hablar de Vasquez parecía manejarse con tanta familiaridad? “Conozco al dueño del campo. Yo mismo voy a darle explicaciones”, había dicho, con la sumisión propia de un empleado fiel que no quiere incurrir en falta.
¿Cuál era exactamente su relación con el hombre que había matado a Gas?
—¿Te sentís bien?
—Todavía estoy mareada y confundida...
—¿Queres más azúcar?... Le puse dos, como lo tomas siempre, pero...
—Está bien, gracias...
—Tendrías que comer algo.
La joven se quedó en silencio por un segundo, pero luego estalló.
—¿Por qué nunca investigó a Vasquez?
—Ya te dije... Porque con él no se juega.
—¿Y con el presidente, sí?
—Estoy acostumbrado a moverme dentro de la política. Son otros códigos... 
Vasquez, en cambio, es un mafioso.
—Pero usted comenzó a investigarlo, y luego archivó todo... ¿Por qué?
—No tengo por qué darte explicaciones –respondió molesto, revolviéndose en su silla.
—¿Por qué? –volvió a preguntar ella, buscando sus ojos verdes.
Por un segundo coincidieron en una mirada intensa.
—Porque, a diferencia de tu marido, yo no tengo a nadie que me llore... Y soy 
demasiado cobarde como para querer acabar en una zanja.
—Eso es mentira... Usted no le tiene miedo a nada.
—Si no le tuviera miedo a nada, Lali, hoy no estaría vivo... Si no le tuviera miedo a nada, jamás hubiera asesinado a un hombre... Y ya maté a dos.
Lali observó asustada a su jefe. Su mirada se había nublado, y su gesto denotaba un dolor profundo.
PAblo continuó.
—Cuando se lleva un arma, se está dispuesto a matar. Hoy te diste cuenta de que es así... ¿Qué hubiera ocurrido si hubieras disparado, Lali?... ¿Lo pensaste?... ¿Cómo sigue la vida después de eso?
La muchacha agachó la cabeza, apesadumbrada.
—Por eso no me gusta meterme con gente como Vasquez–concluyó Pablo.
Una lágrima surcó la mejilla de Lali, y luego otro, y otra.
Sentado frente a ella, Pablo estiró su mano para enjugarlas, y la acarició con suavidad. Pero bastó aquel roce para que la joven colapsara en un llanto profundo y sincero. Él se puso de pie, se sentó a su lado, y la contuvo entre sus brazos. Durante casi una hora se limitó a acariciarla, a escuchar su silencio. A compartir su dolor
Luego de lavarse la cara otra vez, Lali regresó junto a aquel hombre que le había salvado la vida. Y no volvieron a hablar por el resto del camino a casa.
—Ya llegamos...
Lali miró a su jefe confundida. Su cabeza era un verdadero lío. Y su corazón...

2 comentarios:

  1. Pobre Lali... Y Pablo a su manera ES UN TIERNOOO!!!!
    Como la defendio, la protege y la consuela... es hermoso!!!
    Espero q subas pronto!!!
    Besos q estes bien!!!!

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  2. Quedaban mas d 200km y no volvieron a hablar.Ya pensaron ya en ese caminito largo.K ocultara Pablin con Vasquez.

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